Los mejores recuerdos
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Los mejores recuerdos

Este relato es por los 75 años de Popeye

Los mejores recuerdos

Aún recuerdo la imagen de mi mamá revolviendo una olla enorme. A mis cortos cinco años años yo creía que era mágica, y que dentro de ella había una poción de bruja que podía convertir a las personas en sapos o culebras. Esa olla que me llevaba al mundo de la fantasía, era donde ella hervía y lavaba los pañales de género de mi hermano en agua teñida de blanco con Jabón Popeye. Cuando retrocedo en el tiempo, aún siento ese aroma a limpio que dejaba los “Bambino” blancos como la nieve.

Pasó el tiempo y fui mamá. Lo primero que me aconsejó el pediatra fue: “Lava la ropa de tu guagua con Popeye”. En el acto recordé esa olla enorme, pero ahora ya no tendría que remar dentro de ese gran fondo, ya que los pañales eran desechables, pero estaba la gran tarea de lavar la ropa de esa criatura chiquitita que ahora me acompañaba. Un nuevo aroma se volvió a grabar en mi cabeza, ahora era el detergente Popeye. Ese olorcito que tenía la ropa de mi hijo cada vez que salía de la lavadora nunca se fue de mis recuerdos. Luego llegaron tres más que siguieron creciendo con su ropa impregnada con ese olor. Al sentirlo, lo único que podía pensar era: “Adoro este olor a guagua… mis guaguas”.

Siguió pasando el tiempo y cuando mis hijos crecieron, emprendí en una tienda de compra y venta de ropa de niños. Cientos de mamás todos los días llegaban a vender la ropa que a sus hijos ya les quedaba chica. No puedo olvidar ese momento mágico en que recibí la ropa de una mamá que llegó muy contenta, abrí su bolsa que tenía mucha ropa preciosa  y como una brisa suave, salió ese aroma que para mí era exclusivo y propio de “mis guaguas”.  Sin preguntarle supe que ella también tenía a Popeye dentro del corazón y que podía sentir la misma emoción que yo al percibir ese aroma tan propio.

Hoy mis hijos ya son grandes, tienen 11, 14, 17 y 19 años y sigo lavando su ropa con Popeye. Así, cuando estoy cerca de ellos y siento ese olorcito, me teletransporto en el tiempo y vuelvo a sentir que son chiquititos.


Por Adela Rogers, mujer que promueve la moda sostenible