23 Ago El cambio climático y la piel
Vivimos momentos de cambios agitados, en los que casi todo se cuestiona. Cuando parecía que los países industrializados se mostraban dispuestos a planificar una estrategia común para reducir las consecuencias negativas del cambio climático, Estados Unidos, que parecía llamado a ser uno de los líderes de esta lucha, se ha descolgado del acuerdo.
La economía a corto plazo prima sobre el interés de la herencia futura. La medicina, sin embargo, no entiende de estos planteamientos políticos y se centra, como siempre, en cuidar la salud.
Riesgos
Y, en lo que respecta a la dermatología, parece claro que el cambio climático (si las advertencias de los científicos se confirman) tendrá su influencia sobre la piel.
El aumento de la temperatura, la disminución de la humedad y el posible aumento de radiación solar vendrá a favorecer el fotoenvejecimiento, procesos alérgicos y dermatosis.
Se estima que alrededor del 50% de la población de los países industrializados desarrollará un proceso dermatológico maligno. En un 70% de los casos, estas afecciones podrán tener un origen ambiental.
Lo más prudente es adoptar, desde ya mismo, unos hábitos saludables preventivos para asegurar el buen estado de la piel:
- Hay que procurar mantener en el domicilio y en el lugar de trabajo un nivel permanente de humedad adecuada (entre el 30-40 por ciento).
- Evitar los ambientes cargados de contaminantes y con polvo.
- Hidratar convenientemente la piel.
- Realizar una adecuada protección solar.
Si los políticos no se ponen de acuerdo, al menos nosotros debemos hacerlo en beneficio de nuestra piel.
Fuente: Fundación Piel Sana.