Un terno a la medida
Un terno a la medida
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Un terno a la medida

Un terno a la medida

Era principios de los años 90 y tenía una presentación de la academia científica del liceo fiscal de San Antonio. El profe de química que estaba a cargo de la academia, nos indicó que debíamos ir a una presentación con tenida formal, lo que significaba conseguir un terno. Pero dentro de mi familia no conseguí ninguno de mi talla por mi contextura extremadamente delgada de aquel entonces.

Consultando con “Monchito”, mi tío, me dijo que tenía un amigo que arrendaba ternos. Era conocido como el “huaso” y debía ubicarlo en Puertecito, la caleta de pescadores. Fui a recorrer el sector y los palafitos que en esa época había en el muelle. Me dijeron que el huaso se encontraba en la bomba de bencina de las lanchas albacoreras y me dirigí hacia allá, rodeando el viejo remolcador de vapor encallado en la orilla con sus planchas de hierro remachadas. Cuando finalmente llegué donde el huaso le dije que me había enviado Monchito y él me contó que tenía un terno que me quedaría bueno. Me dio el precio, yo tenía una semana para juntar el dinero. Me lo entregaría el viernes y debía devolverlo el lunes. Durante la semana hice trabajitos y encargos a los vecinos para reunir el monto del arriendo.

Llegó el día de la presentación donde estaban presentes las autoridades de la provincia y todo salió a pedir de boca con un aplauso cerrado para toda la academia. El profe nos invitó unos completos a la Pullman de San Antonio que era la “picá” más famosa en aquel entonces. Mientras disfrutaba la comida, cayó un poco de mostaza y mayonesa en el traje. Procedí a limpiarlo y echarle sal. Al día siguiente lavé el pantalón y ¡oh, sorpresa!, la mancha persistía. Ante mi preocupación mi tía Alicia me dijo “tráete jabón Popeye”,  y con un poco de agua tibia le aplicamos al traje hasta salir espuma. Lo hicimos unas tres o cuatro veces y lo echamos a lavar nuevamente. Para mi suerte la mancha desapareció y pude devolver el terno sin problema.

Si la mancha con insistencia acecha

y la solución al problema se estrecha 

que la respuesta contra mí se estrelle 

usando con fuerza jabón Popeye


Por: Juan Rodolfo Dinamarca.