08 Oct Experimentos brujeriles y la magia de mi “abu”
Lo recuerdo como si fuera ayer. Tenía cerca de cinco años y me creía una experta bruja chica. Corría el año 1997 y en una cálida tarde de verano se me ocurrió la brillante idea de hacer los “experimentos brujeriles”, como solía llamar a mis travesuras en las que siempre dejaba la embarrada. Y así fue el caso: mezclé muchas cosas como café, milo, tintas de lápices y tierra… ¡Creía que estaba creando algo grande!
En el instante en que mi mamá estaba en los quehaceres del hogar, aproveché la instancia y ¿qué creen? ¡Sí, dejé la embarrada! Manché todo y dentro de eso, mi tenida de salir. Mi mamá se quería morir. La había comprado con tanto esfuerzo y yo, en tres tiempos, dejé la grande.
En un intento desesperado remojaron mi ropa, la hirvieron e hicieron un sinfín de cosas para poder recuperar el color original. Hasta que llegó mi “abu” con la mágica solución en la cartera. Sacó su jabón Popeye de color verde. Recuerdo muy bien el olor rico y esa textura suave que perdura en el tiempo, y la puso en mi ropa. Como por arte de magia (a decir verdad, su experimento resultó mejor que el mío), la dejó impecable como si no hubiera pasado nada.
Desde entonces, siempre me molestan en casa y ya han pasado 27 años desde aquel experimento. Y por si mi hijo se cree mago, ya tengo la solución: mi barra de Popeye.
Por: Jennifer Osses