27 Sep Dos años mayor que yo
El jabón Popeye nació casi junto conmigo. Yo recuerdo que siendo muy niña vivía con mis abuelos en Auquinco, un pueblo en la provincia de Colchagua. Mi familia tenía un almacén que era como una pulpería donde se vendía de todo, entre esas cosas había jabón Popeye en pan, que era usado para lavar la ropa.
En mi casa lavar ropa era una ceremonia: una noche antes se ponía la ropa en remojo, al otro día se jabonaba con Popeye y agua caliente (calentada en unos fondos al fuego con leña), se dejaba en remojo y al otro día se restregaba con una escobilla hecha con ramas, igual que una escoba. Luego se enjuagaba con agua fría sacada en baldes desde una noria que había en casa, se ponía a hervir lo manchado con jabón Popeye en fogones a leña, luego se enjuagaba, se blanqueaba con cloro, se agregaba unos polvos azules que vendían y al final se almidonaba con una mezcla casera de agua y harina.
Una vez seca la ropa se rociaba con agua y se dejaban húmedas hasta el otro día para planchar con plancha de fierro, a la que se les ponía carbón prendido dentro.
Los pedacitos de jabón Popeye que quedaban los llamaban “conchitas”, esas se juntaban y con ellas se hervía la ropa. En mi casa tenían una señora que iba a lavar, se llamaba María Piña. Vivía en el mismo pueblo y yo, siendo muy niña, ponía un cajón al otro lado de la artesa de madera donde ella lavaba. Me entregaban unas conchitas de jabón Popeye y pasábamos tardes enteras lavando juntas.
Luego crecí, estudié, me recibí de profesora, me casé, tuve tres hijas y en todo el transcurso de mi vida existió el jabón Popeye. Luego lo ocupé para lavar pañales que eran en esos tiempos de tela, se hervían para desinfectarlos y mantenerlos blanquitos. Pasó el tiempo y siempre mantengo el jabón Popeye para sacar manchas y lavar los paños de platos, porque es el mejor saca manchas. También lo usan mis hijas para desmanchar la ropa de mis nietos, sobre todo la ropa blanca.
Cumpliré 73 años el 11 de noviembre y, como se pueden dar cuenta, el jabón Popeye es dos años mayor que yo, pero hemos estado juntos toda mi vida y ha sido un fiel y útil compañero.
Por: Ana Rosa Díaz