09 Jul Hiperreactividad de piel, una epidemia que crece
Las pieles sensibles o intolerantes son aquellas que no toleran el uso de sustancias tópicas o de cosméticos. Generalmente se deben a la existencia de una enfermedad cutánea subyacente (rosácea, también llamada cuperosis, dermatitis atópica, dermatitis seborreica o eczema).
Sin embargo, existen situaciones en que la piel es normal pero por una idiosincrasia especial no tolera determinados tópicos. A ello pueden contribuir incluso factores psicosomáticos. Las pieles intolerantes, también llamadas “status cosmeticus”, son de muy difícil manejo y siempre hay que buscar la existencia de una situación de base, y si es posible tratarla.
Rosácea o cuperosis
Es una enfermedad cutánea que se caracteriza por lo presencia de crisis de enrojecimiento cutáneo (flushing) que acaban volviéndose permanentes. La piel de la cara, frente o cuello, se vuelve roja y se cubre de pequeñas “venillas” (telangiectásicas), sobre las que pueden aparecer pústulas (granos de pus), así como intolerancia a tratamientos locales. Afecta fundamentalmente a mujeres con un psiquismo especial: personas “sufridoras” obsesionadas con el orden y la limpieza que tratan de imponerla, casi nunca con éxito, a los que tienen alrededor. Se dispone de tratamiento eficaz no solo médico, sino también físico con el uso de láser o luz pulsada intensa.
Dermatitis atópica
Es una dermatosis altamente prevalente, de predominio en la infancia, pero que en un 10-15% puede producir manifestaciones en la edad adulta. La piel atópica es una piel reactiva que también puede intolerar cosméticos. Aunque es una enfermedad que carece de cura disponemos en la actualidad de tratamientos sintomáticos que pueden aliviar de forma significativa los síntomas.
Dermatitis seborreica
Es un proceso inflamatorio cutáneo que predomina en zonas donde existe una gran población de glándulas sebáceas, siendo por lo tanto la cara una localización electiva. Se caracteriza por lesiones rojas y escamosas, discretamente pruriginosas que se localizan preferentemente en surcos nasogenianos y zonas de inserción del pelo. Al ser una piel inflamatoria no es raro que exista intolerancia a cosméticos, por ello lo fundamental es tratar la enfermedad antes de emplearlos.
Eczemas de contacto
Se trata de procesos inflamatorios cutáneos que van desde un simple enrojecimiento a la aparición de vesículas y costras. Son altamente pruriginosos. Los eczemas de contacto se deben a la acción de sustancias externas que actúan sobre la piel con un posible doble proceso: irritante o sensibilizante.
- Proceso irritante: es un mecanismo simple, se trata de sustancias cáusticas o que actúan disolviendo la protección cutánea (manto cutáneo lipídico) y que debido a un mecanismo de acción reiterado acaban produciendo “una quemadura” en la piel. El ejemplo más clásico es el eczema del ama de casa. Hay productos que contienen fumaratos, sustancias que actúan mediante un mecanismo irritante sobre la piel y que producen lesiones altamente llamativas y molestas.
- Proceso sensibilizante: viene mediado por una reacción alérgica tipo IV también llamada retardada ya que el organismo necesita un tiempo de reacción antes de reconocer una sustancia como extraña. Este tiempo puede llegar a durar incluso meses.
Cualquier sustancia puede producir una reacción alérgica de contacto, pero existen algunas que lo hacen con una mayor frecuencia como son los metales (Níquel, cromo, cobalto), algunos antisépticos (mercromina), antihistamínicos tópicos, tintes (parafenilendiamina), alguna medicación tópica (neomicina) o incluso productos empleados para la conservación de los mismos (parabenes, kathon).
Asimismo, existen perfumes (citronella, musk-ambrette) capaces de provocar reacciones de hipersensibilidad a veces incluso graves. Una forma peculiar de sensibilización es la llamada fotosensibilización. Reacción en la que son fundamentales dos sustancias: el sensibilizante y la radiación solar. Son sustancias que contienen determinados productos, como la esencia de bergamota, que determina que la piel atraiga de forma más intensa la radiación lumínica.
Fuente: Fundación Piel Sana.