08 Oct Lo que debes saber sobre tu almohada
El mal dormir repercute en el bienestar de la persona. No cabe duda de ello. Y en este sentido, una almohada vieja y aplastada puede arruinar una buena noche de sueño tanto como un mal colchón. De hecho, no es extraño despertarse con dolor de cuello y de espalda debido a la almohada, siendo uno de los problemas más frecuentes el hecho de que sea demasiado dura (hay tendencia a comprar almohadas mucho más duras de lo necesario). Pero si duermes boca arriba o boca abajo es mejor usar una almohada más blanda para que la cabeza no se apoye en ella de modo poco natural.
Es importante dedicar tiempo a comprar la almohada que usaremos diariamente, ya que cada persona sabrá cuál es la adecuada. Se pueden investigar algunos datos sobre los distintos tipos de almohadas y sus materiales; si sufres de alergias, claramente deberías evitar las almohadas rellenas de plumas. La buena noticia es que hoy en día existen muchas almohadas sintéticas e incluso hipoalergénicas.
¿Cómo identificar si tu almohada es demasiado vieja?
- Cuando la sacas de la funda, ¿hay manchas viejas de sudor? En caso afirmativo puede que todavía no sea demasiado vieja, pero puede oler bastante mal. Si supera la prueba, pero tiene manchas poco agradables conviene comprar otra. No trates de ocultarlo con perfumes ni pulverizadores, ya que también pueden ser alérgenos.
- Para las almohadas de pluma: si doblas la almohada por la mitad y se queda doblada es demasiado vieja. Para las almohadas sintéticas: dobla la almohada por la mitad y ponle encima un peso de unos 300 gramos (como unas zapatillas deportivas). A continuación, quita el peso. Si la almohada recupera su forma original, sigue estando bien.
En resumen: si cada noche estrujas la almohada y la doblas por la mitad para que te quede bien bajo la cabeza, necesitas desesperadamente una nueva. Si tu almohada está sucia, manchada, rasgada o huele mal, también necesitas una nueva. Según el tiempo que la tengas, más del 50% de su peso corresponde a células de piel muerta, moho, hongos y ácaros del polvo.
Consejos para lavar y secar
- No laves la almohada tan menudo; hazlo cada 2 o 3 meses (o más según la clase de almohada). Lo que sí debes lavar con frecuencia es la funda de la almohada.
- Antes de lavar tu almohada lee su etiquetado para ver lo que recomienda el fabricante. En términos generales, puedes lavar a mano o a máquina las almohadas de poliéster y pluma utilizando detergente y agua fría. Si prefieres la máquina, lava solo dos a la vez con un programa corto para prendas delicadas.
- En cuanto al secado, también es indispensable que leas primero la etiqueta del producto. En términos generales, puedes poner en la secadora todas las almohadas excepto las de espuma, a temperatura baja o en frío (si lo dispone el modelo de tu secadora). Añade un par de pelotas de tenis a la secadora cuando las almohadas sean de pluma con el fin de que queden mullidas.
Fuente: Libro “Buenas noches”, escrito por Michael Breus, doctor en psicología y experto en trastornos clínicos del sueño.